Ante la insistencia de Rebo cedí finalmente a acompañarles a él y a Andrés (Chava), dos buenos amigos y biciocios, en esta aventura de descubrir Siete Picos en la Sierra de Guadarrama. Mis reticencias se debían principalmente al “miedo” que tenía de no estar en condiciones de montar en bici al día siguiente y de que el lunes pudiera todavía estar “perjudicado” para volver al curro.
Bueno, pues… se cumplieron mis peores miedos, jajajaja ¡Acabamos destrozados! Aun así, mereció la pena.
Agradecer a Chava y a Rebo un día inolvidable por esta preciosa sierra que tenemos en Madrid. Gracias amigos, por haber insistido en que os acompañara y por ser tan buena gente. Mantenéis encendida mi fe en el ser humano. Aunque…, Chava, ¡te la guardo!, jajajaja Buen rollito, ¿eh?
Después de doce horas fuera de nuestros domicilios, de las cuales siete u ocho estuvimos andando, escalando o saltando, el sábado por la tarde cuando llegamos a casa y aún habiendo acabado un tanto “maltrechos”, tanto Rebo como yo, decidimos acompañar al día siguiente a los biciocios y “pegarnos” otra “madrugá” y otro “empacho” de sierra. Varios habían confirmado su asistencia para recorrer parte de La Horizontal desde el puerto de Navafría y no era cuestión de no acompañarles, jajajaja
Andrés, Rebo, un día inolvidable. Gracias. Deciros que guardaré el recuerdo de este día toda la vida. Sobre todo porque no os lo voy a perdonar, jajajaja