domingo, 17 octubre 2010 Hoya de San Blas

El domingo nos despertó con un soleado y espléndido día. Algo frío pero con ausencia de aire, lo que hacía presagiar una excelente jornada de pedaleo por los alrededores del embalse de Santillana y la hoya de San Blas.

El punto de encuentro quedó fijado en la gasolinera que hay en la entrada de Manzanares el Real a las 9:15 am. Los integrantes del comando Arganda, esta vez compuesto por Saro y quien escribe, llegamos con algo de antelación y aprovechamos para tomar un café y rezar porque no se desatará en nuestras entrañas.

A las 9:15 cuando regresábamos del café, ya nos estaban esperando Luis (Señor de los platos) Rebo y Carlos. A los pocos minutos apareció Melar y finalmente cerrando el pelotón, los amigos Vitor y Norris.

Rebo y Carlos se acercaron a la gasolinera a tomar café, mientras los demás terminábamos de acicalar nuestras monturas.

Con todos listos, contentos y abrigados. Comenzamos con la ruta, que en todo momento sería guiada por el Gps en papel que había preparado la noche anterior.

La ruta en sus primeros Kilómetros discurría por la orilla del embalse de Santillana, que debido al magnifico día que hacía y a una ligera bruma a ras del agua, dotaba al entorno de una magia especial que caló profundamente en nuestras retinas.

No llevábamos ni dos kilómetros por tan bella senda, cuando nos alcanzo el primer percance del día. Luis pincha la rueda trasera. Parada a cambiarla y resulta que sus cámaras eran de válvula presta (la fina, vamos) Lo que dio lugar a un interesante debate, del que sólo se sacó en claro que la gorda siempre sacia más que la fina y delgada. Pinchazo reparado y continuamos con la marcha. ¡No¡ Alguno no había empezado a dar pedales cuando se escuchó decir a Luis que la rueda de delante también estaba pinchada. ¿ Sería un augurio para los demás acontecimientos de la mañana, o simplemente Luis vino de casa con las ruedas pinchadas para que se las cambiara Saro?. Es algo que nunca sabremos con certeza.

Con todos los problemas de Luis solventados, reempredimos la ruta. Ahora si que estábamos enfilados y nadie nos podía parar. El sendero muy bonito, con zonas de agua que había que vadear y donde alguno metió el pie hasta el fondo.

Cuando el Gps de papel nos colocó en la senda que nos llevaría a la hoya, el paisaje cambió sustancialmente. Dejamos a un lado las llanuras de los alrededores del embalse, para sumergirnos en las dehesas y bosquecillos que nos acompañarían el resto de la ruta.

Modo Alberto On

Destacar que nos encontrábamos en un bosque mesetario, dominado por las encinas de hoja cuadriforme (Encinus Argandensis) en sus zonas más bajas. Por Pinos de hoja cristalida (Pinnus locus torrejonerus) y en su parte más alta coronado por Acacias vedizulenses (Accacius Cosladiensis)

Modo Alberto Off.

Bueno, pues que íbamos subiendo tranquilamente como cualquier otro domingo de ruta, cuando el percance de Saro nos cogió a todos por sorpresa. El cambio se me ha roto.- exclamo mientras ascendíamos por una dura pendiente. – Paramos a ver que pasaba, y efectivamente el cambio tenía un problema. Saro decidió continuar un rato más para ver si podía con el camino, pero al final el miedo a una rotura mayor hizo que diera media vuelta al coche, con Rebo, a intentar arreglarlo.

Decir que hasta este momento, nos habíamos guiado estupendamente bien con el Gps de papel y el mapa de Rebo. Cuando Saro dio la vuelta nos encontrábamos en un cruce de caminos en el que debíamos girar a la derecha, pero nos advirtieron que el camino estaba cortado por una montería. ¡Vamos no me jodas! Por que cuatro ricos quieran matar ciervos sentadas detrás de un matorral, nos joden el domingo a todos los que queremos disfrutar de la montaña. No quiero meterme con los cazadores, pero es que lo de las monterías me puede.

Un amable ciclista nos indicó por donde podíamos seguir la ruta, pero al no tenerlo en el GPS, ya se nos fue de madre y nos perdimos un par de veces. Después de subir por una rampa muy dura, en la que había que echar pie a tierra en algunos tramos. Decimos unánimemente parar a comer las barritas y dar media vuelta por donde habíamos venido. La hoya quedaría para otro día en que se dieran mejores condiciones.

Bajamos hacia el coche a la velocidad del rayo, cruzándonos en nuestro camino con todo tipo de obstáculos. Coches, ciclistas, caballos, perros, vamos de todo. Desgraciadamente y al bajar rápido, hizo que nos perdiéramos y saliéramos a la carretera a siete kilómetros de Manzanares el Real. Pues nada, a rodar como campeones. Pin, pan, pin, pan. A ritmo endiablado hacia nuestro destino. En un momento nos paso como un cohete un grupo de carretera con tres integrantes. ¡Coño! El del medio era Luis. ¡Menudo Crack!

Llegamos al parking y sorpresa. Saro y Rebo no están, y además tengo un par de llamadas perdidas de ellos. Llamo a Saro y me dice que habían reparado la avería y estaban haciendo la ruta en sentido contrario para ver si se encontraban con nosotros. Vaya desastre. Les de decimos que no se preocupen que les esperamos en un terracita haciendo el ocio.

Lamentablemente Melar no podía quedarse y sale pitando. Una pena, no sabe igual el ocio cuando falta un integrante aunque toquemos a más comida. Desconozco si se aburrió Melar, la verdad es que no dijo nada en todo el camino, creo que para que no le etiquetasen. Ya sabéis matas a una persona y te llaman asesino.

Los demás nos acomodamos en la plaza de Manzanares a dar cuenta de unas jarras de cerveza, acompañadas de torreznos y costillas adobadas. Aun tardaron un buen rato en llegar Saro y Rebo, por lo que cuando aparecieron, no quedaba ni pan para mojar en la salsa. Cervecita rápida y todos a los coches, se hacia tarde.

Luis sale escopeteado, cargó el coche en menos de un minuto y desapareció. Seguidamente lo que quedaba del comando Coslada (Vitor y Norris) y quedamos en el parking los argandeños y los torrejoneros.

Extracto simulado de la conversación que tuvo lugar en el parking entre Rebo y Carlos

.- ¿Rebo, cierro ya el maletero?
.- Sí
Pip, pip.
.-¡Coño Carlos, que se ha cerrado el coche con las llaves dentro!
.-No jodas Rebo ¿ Qué me estás contando?
.- Sí, que las llaves estaban en la chaquetilla dentro del maletero
.-¡Qué horror!
.- Saro, trae las llaves de Audi a ver si abre el Hyundai
.- Sí, tómalas y prueba.
Muy surrealista pero así fue. Por desgracia la llave de Saro no abrió el Hyunday. Rebo y Carlos se quedaron en la gasolinera esperando a que la hija de de Rebo se acercara con las llaves de repuesto. Decir que eran ya las dos de la tarde y les quedaba un buen rato esperando allí.

Aquí, habría acabado la crónica de no haber sido por el último y desgraciado percance. Saro se llevó mi bici en la vaca del coche y a mi me dejó en Mejorada del Campo. La mala suerte hizo que no se percatara de que en el peaje de la radial tres hay una barrera de hierro a dos metros y medio. Mi bici fue la que impactó en la barrera, rompiendo la barrera de metal y arrancando de cuajo el porta-bicis y la vaca del coche de Saro. El techo también salió perjudicado. A falta de que valore un mecánico los daños sufridos en la bici. Parece ser que la dirección se ha roto y el sillín se ha doblado. Esperemos que no haya afectado la torsión al cuadro y a la geometría de la bici.

Ese fue el final del día en que nada salió como lo habíamos planeado. Aun así, creo que lo pasamos bien, y el rato fue gratificante como cualquier salida de los biciocios.

Decir, que nos acordamos de los compis de la Talajara, pero sobre todo del Gps de Jose Angel.

Esta entrada fue escrita el lunes, 18 de octubre de 2010 a las 10:25 y archivada en Salidas mountainbike. Puedes seguir cualquier respuesta a esta entrada a través del feed RSS 2.0. Puedes dejar una respuesta, o trackback desde tu propio sitio web.