domingo, 27 marzo 2011 Zetas de La Pedriza

Habíamos fijado el lugar de encuentro en el parking de la pedriza. La ruta elegida finalmente, las famosas y temidas zetas. En principio la gente había respondido bien a la convocatoria aunque las previsiones meteorológicas no fueran del todo halagüeñas.

Nada más levantarme y de poner unas velas en mi altar de las buenas pedaladas, para que el día fuera propicio, recibo un mensaje en el móvil del primer “rajao” del día. Carlos Vivó ha tenido una dura noche de lujuria y desenfreno sexual que no le va a permitir acompañarnos. No pasa nada, mientras haya dejado el pabellón biciocil bien alto.

De camino a la pedriza, íbamos Saro y yo por la M50 escuchando chunda-chunda a todo trapo para no dormirnos, cuando recibimos una misteriosa llamada. Vitorio, que se ha dormido, que no le esperemos. Al final sabíamos que el cambio horario nos pasaría factura. En el coche íbamos Saro y yo dudando de que no fuéramos los únicos que aparecieran en el parking.

Por suerte no fue así, y a las 9 en punto ya estábamos en la cafetería del parking, Rebo, Carlos, Kike, Javilitro, Saro y el menda, tomando un cafecito mientras veíamos a Alonso luchar por adelantar a Petrov en el gran premio de Australia. Alguna voz crítica sugirió que Vitorio se había quedado viendo la formula uno, pero no vamos a delatar quien fue.

Faltaban por llegar Jose.A y compañía. El minutero avanzaba velozmente y de esta gente aun no teníamos noticias. ¿Se habrán dormido? ¿Estamos en el parking correcto? Todas nuestras dudas se despejaron cuando en mi móvil empezaron a entrar mensajes a tropel. ¿Pero esto que es? Desde el móvil de Jose.A me llegaban mensajes de difícil interpretación. Fotos de culos, archivos de audio. ¿Qué clase de perversa orgía sexual estaba teniendo lugar dentro de la furgoneta? ¿Por eso llegaban tarde? Finalmente y con media hora de retraso vemos la furgoneta por la entrada principal. Nada más aparcar y mientras todos corrian raudos a echarles la bronca, Jose A. corría hacía a mi para descargarse de cualquier responsabilidad sobre los mensajes de su móvil. Finalmente el retraso no se debió a ningún tipo de ritual sexual satánico. El cuñaooo (Sierra) se había dormido. Pues sí que estamos bien.

Con todos preparados y listos en nuestras monturas, emprendemos rumbo a las zetas con media hora de retraso. Allí estábamos todos alegres y sonrientes enfilando las primeras rampas. Decir que lo echamos a suerte y esta vez nos toco a Carlos y a mi hacer de coche escoba y quedarnos los últimos para ir atendiendo a los que se quedaban retrasados. No pasa nada, la próxima vez les tocará a otros sacrificarse por el grupo.

Los doce kilómetros de ascensión hasta el collado de no me acuerdo como se llama, fueron muy duros y tuvimos que parar en varias ocasiones para reagrupar. Por suerte no hubo ningún incidente mecánico. En la primera parada Carlos nos deleitó con el chiste del caracol y Huerfa con el del ferretero gallego. El que quiera saberlos, que hubiera venido.

Las zetas se hacen interminables y creo que uno acaba hasta mareándose de tanta revuelta, al final parece que nunca se llega arriba. Pero como todo lo que empieza llega un momento que acaba, nosotros fuimos capaces de coronar el collado de cómo se llame, eso sí, unos más exhaustos que otros. Fotos de rigor, compartimos instantáneas con un par de compañeros que encontramos en la cima. Unos comiendo algo de fruta para recuperar, aunque a mi lo que realmente me apetecía era un bocata de panceta, pero en fin, no se puede tener todo en esta vida, y las vistas eran para enmarcar.

Al empezar a bajar cogimos algo de nieve en el camino y comenzaron las risas. Croqueta de Rebo, muy espectacular y con bastante técnica en la caída. No nos habíamos recuperado de las risas, cuando Huerfa nos deleita con mortal y medio con bucle y tirabuzón, simplemente inmenso. Dejamos atrás la zona de la nieve y otra vez a subir, ¡Pero que cojones! ¿Aquí no se para nunca de trepar? ¡Parecemos cabras, coño!

Volvemos a hacer cima, la segunda del día. Jose A sufre un percance y tiene que perderse entre el pinar a recuperarse. Momento que aprovechan Jose (Bienvenido, era la primera vez que tuve el placer de pedalear a tu lado, bueno detrás, pero sigue siendo un placer) y Huerfa para incordiarle haciéndole fotos y tirándole bolas de nieve. El resto emprendemos un vertiginoso descenso en el que estamos todo el rato acompañados por unos pocos copos de nieve. El descenso era muy rápido y tardamos poco tiempo en llegar al punto más bajo, momento que aprovechamos para reagruparnos.

Cuando finalmente estábamos todos juntos, nos dan la noticia de que queda otra ascensión, yo personalmente no me lo puedo creer, ¡Si estamos baldados de tanto subir! Todos con cara de circunstancia menos Kike que tenía una maliciosa sonrisa dibujada en su rostro.

Pues lo dicho, ¡A subir! Además con nieve en algunas zonas. El esfuerzo estaba siendo tan grande que a Saro se le subieron los cuadriceps, al momento se me subieron a mí. El resto de la gente, menos los pro, empezaban a sufrir consecuencias de la misma índole, dolor de riñones, etc. Pero como todo tiene su recompensa, conseguimos hacer cima de nuevo, yo ya había perdido el número de veces que hacíamos cima. Eso sí, esta vez nos lanzamos para abajo con la promesa de que ya no había más ascensiones hasta la llegada a los coches.

Señores, menudo descenso. Curvones, suelo blandito, barro, lloviendo de cara que impedía ver por donde se iba, palos y piedras en medio del camino. Descenso épico. Para que yo bajara la velocidad en medio del descenso por miedo a no ver un obstáculo e irme al suelo, describe de sobra las condiciones en las que estaba el entorno.

Llegada a los coches, diluviando. Todos en pelotas en el parking cambiándonos de ropa como buenamente podíamos. Saro y yo teníamos prisa por lo que no pudimos hacer el ocio, pero al despedirnos ya estaban todos con un caldito caliente junto a la chimenea del bar.

Nuevamente un placer y que estas experiencias a vuestro lado se repitan por mil en lo sucesivo.

Por recomendación de Huerfa, no acabo la crónica poniendo un os echamos de menos a los que no vinisteis, etc. Simplemente me pidió que firmara con un ¡Joderos! Jajajajajajajajajajajajajajajajaja. Abrazos para los que no pudisteis acompañarnos. ¿Ves, Huerfa, como al final me acabo amariconando?

Nota del administrador: Os “coloco” un vídeo que me ha enviado Huerfa.

Esta entrada fue escrita el lunes, 28 de marzo de 2011 a las 10:30 y archivada en Salidas mountainbike. Puedes seguir cualquier respuesta a esta entrada a través del feed RSS 2.0. Puedes dejar una respuesta, o trackback desde tu propio sitio web.