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Eran las diez de la mañana cuando sonaba el telefonillo de casa y al otro lado Antonio solicitando mi presencia en orden de combate para la salida del día; aunque habíamos quedado el día anterior no creía yo que saldríamos.
A juzgar de cómo había amanecido la mañana, con mucha niebla y chispeando. Pero me equivoqué, fiel a su palabra, como siempre, allí estaba Antonio esperándome para dar una vuelta.
Esta vez con monturas diferentes a las de costumbre, dos maravillosas bicicletas de carretera que serían hoy nuestras compañeras. En mi caso era un préstamo de mi también amigo y vecino, Pedro.
Como yo no tengo experiencia en este tipo de bicicletas, Antonio propone una ruta no demasiado exigente para ver qué tal respondíamos los dos. Antonio tiene experiencia en este tipo de monturas, pero él también llevaba mucho tiempo sin salir con ella.
Tomamos dirección a Pareja para luego atacar la subida a Tabladillo, que son cinco km. de cuesta con algunos tramos de cierta dureza.
Al cabo de un rato de pedalear, y no sin ciertas dificultades por el desconocimiento de los desarrollos de la “flaca”, pero bien aconsejado por Antonio en el manejo de los mismos, coronamos con éxito el puerto y llegamos a Tabladillo. Fotitos de rigor y vuelta para casa en una vertiginosa bajada en la cual tengo que reconocer que la hice con cierta precaución por varios motivos. Desconocimiento de la maquina, suelo mojado y porque estas bicicletas, si las dejas, corren que es una barbaridad. Y un frío pelón que se metía por todos los huecos de mi ropa.
De regreso a Las Anclas damos una vuelta por la urbanización para estirar las piernas y comentar algunos detalles. Y después… “cada mochuelo a su olivo”.
Bonita experiencia e inmejorable compañía de Antonio, que cada día está más recuperado de su pasada enfermedad. ERES EL MEJOR, ANTONIO.
Buena semana a todos, biciocios.
JUZ
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muchas gracias j.saro, así lo haré
Salu2