Un poco de mountain bike por el Barranco del río Dulce
Escrito por: Alberto en Rutas, Salidas mountainbike
domingo 23 2010 Barranco_del_río_Dulce |
La ruta había sido propuesta por Moste y aceptada prácticamente por unanimidad desde el principio. La época era la ideal y el sitio de los más bonitos que habíamos recorrido.
El lugar elegido para reunirnos había sido una gasolinera de la NII ya pasado Alcalá de Henares, sobre el kilómetro 40 más o menos. La hora, las 8:30. Desde la GPC salimos, Rebo y Moste en el coche del primero y Kike y yo en el suyo.
Cuando llegamos a la gasolinera ya estaban JA, Rober, Huerfa y Ángel. como todavía faltaba gente -bueno no sólo por eso, je, je-, decidimos tomarnos unos cafelitos con “algo”.
Al salir nos encontramos con Vitorio y Norrin, del comando Coslada, que acababan de llegar. Ni rastro de los del comando Arganda. Bueno, al parecer seríamos 10 los bikers que pedalearíamos por las hoces del río Dulce. ¡En marcha!
Al llegar a la salida de Sigüenza no me da tiempo de avisar a Kike y nos pasamos. Allí vemos a Rebo y a Moste que estaban parados. Detrás nos seguía JA con su “furgo”. Nada, no pasa nada. Un poco más adelante teníamos un cambio de sentido y enseguida damos la vuelta, volvemos a salir a la NII y enfilamos por la de Siguenza. Un para de llamadas de móvil y todos localizados. Nos quedaba poco para llegar al cruce de Aragosa, que nos permitiría entrar en el barranco.
Al aparcar los vehículos y bajarnos, comprobamos que hacía una mañana estupenda. ¡Menudo olor tenía al campo! Tras uos breves minutos en prepararnos, comenzamos la marcha.
Cruzamos el puente sobre el río y a la derecha empezamos a avanzar por lo que, según recordaba, era un camino llano y liso. ¡Pues… NO! Ahora ese terreno estaba plagado de surcos, hoyos y piedras. Parece ser que han estado trabajando con maquinaria y ahora que se había secado el barro el camino estaba para no apartar los ojos del terreno. ¡Como tuviéramos que ir así toda la mañana, la ruta “suave” podría convertirse en bastante más dura de lo esperado!
Seguramente se deba a algún desbordamiento del río este tiempo atrás. No es de extrañar con lo que ha llovido.
NOTA: Posteriormente a escribir esto, descubrí el verdadero motivo del mal estado del camino: han estado echando escombros al parecer debido a la construcción de un hotel con spa. Ver noticias:
http://www.ecologistasenaccion.org/spip.php?article7602
http://blogcyl.patrimoniocastillayleon.org/patrimonioindustrial/archives/32
Al cabo de un rato de pedalear, el camino comienza a ser “natural”. Hay que ir pendiente pero ya no tanto. Ahora podemos “empaparnos” de la naturaleza que nos rodea. Digo “empaparnos” porque casi al final de la ruta la metáfora cobró forma, jajajajajaja
El campo está pletórico y el río baja con caudal. La vegetación nos rodea por doquier. Algunos buitres nos sobrevuelan. También vemos algunos pescadores a mosca tentando a las truchas y otros que están preparando sus avíos. Una envidia sana me recorre en ese momento el cuerpo. Aparte de mi afición a la bicicleta y a salir con ella al campo, la pesca a mosca y al “tiento” en aguas corrientes, es, quizá, la que mejores momentos me haya hecho pasar en este mundo. El sonido del agua, la luz reflejada en millones de combinaciones, el sonido de los pájaros, el frescor de la vegetación de ribera, el silencio de ruidos artificiales…
Una voz a mi lado me hace abandonar mis pensamientos y me devuelve a la realidad. Andaba yo lejos de aquí, nada menos que en Avila, en Gredos, metido en el río. En el Alberche en este caso. Así está bien, es bueno volver. Me concentro en el camino y evito sustos. Que no puede uno ir en bicicleta y “volar” a la vez, je, je.
Hoy, no sé muy bien porqué pero no hago fotos. Debe ser porque las hice la vez pasada y hoy las están haciendo los demás. Gracias, amigos.
Nos encontramos a un grupo numeroso de senderistas que “taponan” el camino. No pasa nada, mantenemos su ritmo detrás y poco a poco empiezan a darse cuenta y nos ceden espacio suficiente para que podamos pasar. ¡Buenos días, hola, hasta luego…!
Llegamos a La Cabrera. Hay que volver a cruzar por un puente el río. Atravesamos el pueblo y una pequeña explanada para proseguir camino hacia Pelegrina. Ahora viene un tramo pedregoso y con ligera pendiente hacia abajo, hacia el río. Llegamos a su orilla y se nos plantea un dilema, lo vadeamos, mojándonos, o seguimos un poco en busca de un medio desvencijado puente hecho con travesaños de vía de tren. Elegimos lo segundo, nadie quiere ir con los pies mojados. Por lo menos, no ahora.
Cruzamos de nuevo el río y proseguimos la marcha. Ahora estamos atravesando una preciosa explanada llena de flores. Las paredes de la hoz que el río ha ido “fabricando” durante miles de años parecen dirigirnos. Ahora el camino se estrecha, la pared de roca queda a nuestra izquierda. De vez en cuando alguna zarza nos obliga a realizar algún quiebro. Más adelante sería peor, las zarzas casi no nos dejarían pasar por determinados sitios. Sobre todo cuando bajamos desde Pelegrina al río.
Nos cruzamos con unos “colegas” de afición. Un poco más adelante el camino aparece despejado. Aparece un prado que literalmente se adueña del camino. Aquí es donde la hoja de ruta marca las ruinas de la Casa del Prado. El nombre es descriptivo, eso nadie lo duda, jajajaja
Estamos llegando a Pelegrina, su castillo se perfila enfrente de nosotros. El castillo de Pelegrina será nuestra eventual parada para comernos alguna barrita o alguna fruta. La subida es de las de echarse encima del manillar. Además, como llevas media mañana por terreno casi llano, la tensión ahora sorprende a tus músculos.
Ya estamos todos arriba. Unos optan por “investigar” entre sus muros y otros preferimos quedarnos en el prado que lo circunda. Las vistas desde aquí son muy buenas. Alguno prepara su cámara para hacer un “cosido”: Panorámica de varias fotos.
Nos hacemos una cuantas fotos, alguna de grupo, y volvemos a coger las bicis. La idea, a diferencia de la pasada vez, es ir un poco más allá y adentrarnos por el barranco que el río hace a espaldas del castillo.
Empezamos la bajada y elegimos la primera calle que sale a nuestra izquierda para probar suerte y ver si por ahí llegamos. De repente la cosa comienza a ponerse complicada. Pie a tierra y por el escarpado camino comenzamos a bajar. Pasado un trecho alguno se atreve a terminar de bajar por un senderito al borde del precipicio. Finalmente llegamos todos abajo sin problemas. Ahora había que seguir el camino a nuestra izquierda.
Al llegar a un puente de madera bastante carcomido, volvemos a pararnos. Es Kike en este caso el que comienza a pasar con bastante precaución. La madera cruje a su paso. Después de haber pasado y de comprobar que por ahí no seguía el camino, de nuevo tuvo que pasarlo y unirse al grupo. Proseguimos y de pronto tenemos que escalar. Llegaríamos de nuevo al pueblo. Hemos dado una bonita vuelta pero por aquí no es.
Al cruzar el pueblo volvemos a encontrarnos de nuevo con el grupo de bikers y hacen alguna broma que otra. Que si nos estamos persiguiendo, que si tal, que si cual… je, je. Otros están parados al pie de una fuente y a punto de acometer la bajada al barranco. Nosotros dudamos entre bajar también, “ya que estamos aquí”, o volver para tener tiempo de parar a tomar unas cervecitas en el 103. Al final y ante la insistencia de Rebo -que su espíritu aventurero puede más que su afición a la bebida-, optamos por dejarnos caer en pos del grupo que nos precede. Alguno iba por el camino gruñendo por la decisión y por la demora que nos produciría. Después se comprobó que ese tramo fue el causante de que nos quedáramos sin “aperitivo” y con sed.
El caso es que estábamos bajando y a toda leche. Ya veríamos la subida qué tal se haría. Mal, seguro.
Comenzamos a adentrarnos por el camino cada vez más estrecho y frondoso. Ni rastro de los otros ciclistas. Lo mismo debieron cruzar el río por algún sitio que no vimos. Ahora, aparte de lo frondoso y estrecho, teníamos ante nosotros varios troncos atravesados. De repente aparecen dos senderistas en sentido contrario y nos dicen que por ahí no se puede avanzar con las bicicletas. ¿Qué hacemos, volvemos? De repente, miramos hacia arriba y en un alto cortado vemos que hay gente que se asoma desde un mirador de piedra. Debe ser el llamado “Mirador de Félix Rodríguez de la Fuente”. Nos damos la vuelta. Hay que volver sobre nuestros pasos y ahora, escalar de nuevo hasta Pelegrina.
Al comienzo de la subida unos senderistas que bajaban nos dan ánimos para afrontarla. ¡Uf, lo que cuesta! Ahora hacía calor. Había que coger agua en el pueblo para el regreso.
Llegado de nuevo a Pelegrina, paramos en la fuente. Varios nos dedicamos a rellenar bidones. Al poco rato ya estábamos bajando en dirección a La Cabrera. Por el camino de vuelta.
Ahora nos encontrábamos a los senderistas de esta mañana de frente a nosotros. Más adelante volveríamos a cruzarnos con más gente a pie. Los que no habían madrugado.
En uno de esos cruces con gente y debido a hacernos a un lado, Moste queda prácticamente enganchado por una zarza y llevándosela por delante -con algún que otro arañazo-, consigue desembarazarse de ella -no sin antes soltar por su boca lo indecible-, soltándosela sin querer a Huerfa que venía detrás. Yo, que había visto la situación producida y ahora me tocaba pasar delante del grupo de senderistas, observo en sus caras el reciente susto que acababan de llevarse debido a los gritos de Moste, jajajajajaja ¡Pobres…!
Ya estamos llegando al puente de travesaños de tren. ¡No!, ahora no pasaríamos por él, ahora… ¡Cruzaríamos el río!
El primero que se lanza es Rebo. Enseguida la corriente y las piedras hacen que tenga que bajarse en plena corriente, jajajajaja
¡Siguiente…!
Algunos se dan la vuelta, no quieren mojarse los pies. Los muy…, jajajajaja
Otros nos quedamos para intentar cruzarle sin bajarnos. Lo conseguirían algunos, otros no -entre los que me incluyo-, je, je
Después de alguna foto y algún pequeño vídeo, continuamos la marcha. Ahora con los pies fresquitos. Pasamos la zona pedregosa -bajaba más gente-, y llegamos a La Cabrera.
Un rato más tarde, a Ángel se le sale un pedal. No tiene remedio, ha perdido una pieza. JA decide volver un trecho para ver si la ve y los demás seguimos al ritmo de Ángel. No va mal de ritmo, no. A pesar de ir dando pedales estilo “Picapiedra”, jajajaja
Nos hacemos dos grupos. En una parada forzosa Kike que ve que le hace un “raro” su biela y… ¡si va suelto el pedalier, mira! ¡¡¡Al taller las dos!!!
Nos alcanza JA y seguimos. JA va emparejado con su cuñado y le va empujando. Con cuidado porque el terreno ahora empezaba a estar malo. Era el del principio.
A trancas y barrancas llegamos a Aragosa. Cruzamos el puente y ahí están los vehículos. No había tiempo para parar en el 103. Despedida de los de Coslada y los demás carretera y manta también. Una pena al pasar por el que habíamos planeado sería nuestro punto de “OCIO”. Otra vez será, ¿no, biciocios?, jajajajaja
Hasta la próxima.
28 mayo 2010 a las 23:11
Ruta para el domingo 30 mayo 2010
Podéis ver la hoja de ruta aquí: Alto Lozoya
28 mayo 2010 a las 23:36
Vale a que hora nos vemos en el aparcamiento de rascafria
28 mayo 2010 a las 23:40
Yo tambien prefieo prontito que a quien madruga
Saludos biciocios
29 mayo 2010 a las 0:05
Alberto;eres un maestro escribiendo crónicas.
ENHORABUENA!!
29 mayo 2010 a las 10:48
Me apunto para la de este domingo y si es prontito y desayunaos mejor, que luego nos quedamos sin ocio “leñe”.
Por cierto Huerfa, ¿no le has mandado a Alberto el video a quince fotogramas por segundo?