Domingo, 29 febrero 2012 Hoya_de_San_Blas

Ya sabía yo, antes de levantarme el domingo, que el largo periodo de inactividad iba a pasarme factura. Y no era por el cansancio al que iba a someter mi cuerpo, más bien por el hecho de saber que iba caer sobre mis hombros toda la responsabilidad de escribir la crónica y dejar plasmado por escrito todas las vivencias ciclistas que ocurrieran en la jornada.

La ruta pintaba ya bien desde el comienzo de la semana, cuando José Ángel, antes Gpsman, ahora culo inquieto, comenzó a convocar a la gente por todos los medios disponibles, dícese internet, whatsapp, facebook. El único objetivo que tenía en mente era el de juntar a toda la tropa posible para un inolvidable día en la sierra.

Retrato robot del que nos lió a todos

Los biciocios, viejos y nuevos, respondieron en masa a la llamada y en el punto de quedada nos presentamos 21 dispuestos a darlo todo. Fuimos llegando en oleadas y tomando café por turnos, a la vez que la chica de detrás de la barra se frotaba las manos al ver entrar tanta gente.

Esta vez muchos no nos conocíamos y era la primera vez que coincidíamos, pero ya se sabe que pasa con esto de Biciocio, que era como si lleváramos toda la vida dando pedales juntos. Saludos, abrazos, besos de tornillo los más osados, en fin, lo de siempre.

Después del café y presentaciones, nos dirigimos todos a los coches a preparar nuestras monturas. Decir que la previsión era de frío, pero a las nueve de la mañana no era para tanto. Si no que se lo digan al recio de Huerfa, con sus pantalones cortos como prometió.

Con todos listos para comenzar, tocaba enumerarse, a ver cuantos eramos. La alineación quedó tal que así:

Por los suburbios, digo Móstoles:

• José Ángel (antes Gpsman, ahora de todo menos bonito)
• José Burky
• Valentín (Antes el del ventolín, ahora mucha mujer pa tan poca…..)
• Mariano

Por Leganés:

• Huerfa
• Vitru

Por Fuenlabrada:

• Javilitro
• Ángel (Nueva incorporación apadrinado por Tomás de Arganda)

Por Arganda:

Por Coslada:

• Victor (ALONE AGAIN, hay que hablar seriamente con su cuñaoooo, esto no pude seguir así)

Por Torrejón:

• Alberto NO PRESENTE
• Rebo
• Kike
• Oscar
• Miguel “Berga” (Desde el cariño y con marcadas connotaciones sexuales)
• Pedro Peña (Venga a derrapar y levantar polvo todo el camino)

Pues sí, todos esos nos juntamos a dar pedales una soleada mañana de domingo, en Soto del Real.

Los primeros metros discurrieron por las calles del pueblo, para poder darnos a conocer y que vieran los paisanos que los Biciocios cuando se juntan lo hacen de verdad.

Poco tardamos en coger camino, y ya de primeras a subir. Rampas suaves bordeando fincas pero sin parar de ir cogiendo desnivel. El recorrido iba a depararnos muchas sorpresas a lo largo del día, pero la tónica general es que no íbamos a parar de ascender ni un momento. Antes de llegar a la zona de los pinos, la primera gran criba del día, rampa muy pronunciada de gran desnivel que parte el grupo en muchos trozos. Para colmo nos azota un aire gélido que forma estalagmitas en las secreciones nasales de algunos.

Ya en estos primeros kilómetros Valentín y Ángel comenzaron a sufrir la dureza del camino en su pellejo, pero hay que quitarse el sombrero y postrarse ante ellos, pues a pesar del agotamiento y tirones acabaron la ruta. Y para mi gusto es una de las más duras que hemos hecho.

Poco más que mencionar hasta la primera trialera del día, bueno sí, un tramo entre pinos con un desnivel del 28% después de haber encadenado en la subida 5 ó 6 zetas de las buenas. El cansancio nos hizo parar a reagrupar tras ella y coger algo de fuerzas. Las palabras que más sonaron durante esa pausa decían tal que : “ hasta la po… de la hoya “

Primera trialera del día, por fin. O mejor dicho, donde Felix Rodriguez de la fuente llevaba a las cabras para filmarlas. – ¡Cojones José Ángel! ¿Dónde nos has metido? .- Menuda bajada técnica poniendo el píe en el suelo cada dos pedaleadas y salvando pedruscos puestos allí por el mismísimo Satanás.

La dificultad de la bajada se tomó sus primeras víctimas. Perdida de centro de gravedad de Vitru y bajada elegante de la bici, la mala suerte que una muela se enamorara de una de las piedras que allí había. Tranquilo, que son todas iguales, toda la vida mimándolas, dándolas los mejores manjares, para que se vaya con el primer macizo que vean.

Ya en el final de la trialera, segundo incidente. Chema se marca una croqueta de costado para comprobar la solidez del terreno. Nada sin importancia, a parte de las mejillas coloradas por caerse delante de todo el mundo cuando ya estaba parado.

La trialera corta, pero bonita, y otra vez a subir. Las miradas hacia José Ángel iban tomando cariz rencoroso según avanzaban los kilómetros. A partir de la trialera el terreno se convirtió en subidas, falsos llanos y más subidas.

Al alcanzar las cuotas más altas y sombrías vino a visitarnos el hielo, dejando partes del camino de un blanco inmaculado. Aquí hubo una sucesión de galletas en cadena. No puedo decir, ni quienes fueron, ni como, porque al entrar en el hielo, apreté el culo, cerré los ojos y me dejé caer hasta el final de la cuesta.

Pasada la parte helada, a seguir subiendo, teniendo que para a reagrupar constantemente. Otra cosa buena de los biciocios, aquí no se deja atrás a nadie. Muy loable la actitud de los más fuertes que tiraron, literalmente, de los que peor iban. Ni que decir tiene que yo no tiré de nadie, casi tienen que tirar de mi porque de tanto apretar el recto en la primera trialera salí perjudicado de los cuádriceps.

Y mientras subíamos, maldecíamos y nos helábamos con alguna racha de aire, llegó el desvío de la trialera final. En medio de la pista un sendero salía a la izquierda, sin camino visible y difícil de encontrar, pero era por donde nosotros íbamos a bajar.

Todo el mundo píe la suelo y a salvar los primeros metros con la bici al hombro. Esta trialera es indescriptible, sendero en zig zag entre pinos, con curvas imposibles de 90 grados. Sólo se oían gritos de alegría cada vez que alguno daba un salto o esquivaba un árbol en alguna de las curvas peraltadas.

Una vez reagrupados abajo, nos restaba dejarnos caer a toda pastilla por la pista de vuelta a los coches. Aquí surgió el único incidente mecánico del día, un pinchazo, de Miguel, creo.

Llegamos tarde a los coches y muchos no podían quedarse, entre ellos yo. Así que la invitación para la próxima. Los afortunados se metieron al bar a saciar la sed de tanta subida.

Qué levante la mano quien no ha revivido con una sonrisa en la boca, alguna de las trialeras de ayer. Vitru no vale, que la levante su dentista..

Esta entrada fue escrita el martes, 31 de enero de 2012 a las 16:09 y archivada en Salidas mountainbike. Puedes seguir cualquier respuesta a esta entrada a través del feed RSS 2.0. Puedes dejar una respuesta, o trackback desde tu propio sitio web.